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24 pasadores participaron en el tradicional Paso del Fuego San Pedro Manrique

La alfombra de brasas alcanza los 800 grados centrígrados y tiene cuatro metros de longitud

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Un total de 24 pasadores, seis de ellos mujeres, participaron esta madrugada en el ritual del Paso del Fuego en San Pedro Manrique (Soria), una fiesta única en España por su simbolismo celta, ritual y magia que se celebra en la noche de San Juan, la más corta del año.

Los sampedranos, portando a un ser querido a sus espaldas, con los pies descalzos y pantalón remangado volvieron a desafiar la alfombra de brasas, que desde la 9.00 horas de la noche ardía en el recinto de la Virgen de la Peña y que fue realizada con 800 kilos de leña de roble “bien seca y cortada el año anterior”, según destacó uno de sus artesanos, Agustín Subirán.

Con pasos firmes y cortos y al toque del clarín, en la noche más corta del año, los vecinos e hijos del pueblo fueron desafiando los 900 grados que alcanza esta alfombra de brasas, que fue vareada para que no perdiera su forma y se avistara, desde cualquier punto del anfiteatro, la furia de sus brasas incandescentes.

Los primeros en pasar fueron tres vecinos que portaron en sus hombres a las tres móndidas (doncellas) de este año: Felisa Domínguez, Ruth Hernández y Marina Pérez. Seguidamente, y por orden de sorteo, fueron pasando uno a uno con sus seres queridos a hombros o a la espalda. Los pasadores lo hacen con una promesa o petición y bajo el amparo de la Virgen de la Peña. La familia del ‘Chichorillas’ protagonizó uno de los momentos más especiales, al portar uno de los nietos al veterano pasador, que no dudó en avivar las brasas cuando pasó en solitario.

 

 

El párroco de la localidad, Toño Arroyo, que ha estudiado el origen de esta fiesta, significó la importancia de los artesanos para conseguir en el centro del recinto una alfombra de brasas de cuatro metros de longitud. “Previamente y para conseguir esa alfombra compacta se crea una pila funeraria que simula a la que hacían los celtas. Los pasadores pisan la arena del recinto para enraizarse con la madre tierra y antes de pasar la alfombra danzan a su alrededor”, indicó, para citar al antropólogo Julio Caro Baroja, como gran conocedor del origen de esta fiesta.

Los pasos de los sampedranos, al atravesar la hoguera, son firmes y cortos, con el objetivo de eliminar el oxígeno y quemarse en menor medida. No obstante, la mayoría de ellos niegan que se quemen los pies, aseveración que también entra dentro del rito.

El recinto de Nuestra Señora de la Virgen de la Peña registró un lleno absoluto con más de 2.000 personas sentadas en el anfiteatro. Los vecinos de este municipio de Tierras Altas, arropados por visitantes llegados de todas las partes del mundo, vivieron una de las fiestas con más proyección de la provincia de Soria, que aspira a convertirse de la mano de la Unesco de Patrimonio Inmaterial y que desde 2008 cuenta con la Declaración de Interés Turístico Nacional.

 

 

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