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Castilla y León, a la cola en emprendimiento: Cuenta con 659,3 empresas por cada 10.000 habitantes, frente a las 710,5 de la media

CEOE achaca el dato a la estructura poblacional, el peso del empleo público, las trabas jurídicas, administrativas y burocráticas y la elevada presión fiscal

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El espíritu emprendedor en Castilla y León languidece. El último informe del Ministerio de Industria sobre Estructura y Dinámica Empresarial en España, en su dimensión territorial, pone de relieve que la Comunidad, cuenta con 659,3 empresas por cada 10.000 habitantes, frente a una media en España de 710,5. El dato supone que Castilla y León se sitúa en el puesto 12 de las 17 autonomías y sólo supera País Vasco (631,5); Murcia (627,6); Extremadura (626,6) y Castilla-La Mancha (622,9). En el extremo opuesto, Baleares (836,5); Madrid (810,3) y Cataluña (802,4).

El documento, recogido por Ical, precisa que las provincias que están por encima de la media autonómica (659,3) en número de empresas son Burgos (708,8); Segovia (700); Salamanca (669,5); León (664,3) y Zamora (659,7); y por debajo están Soria (638,9); Ávila (634,1); Valladolid (630,2); y Palencia (605,8).

El estudio precisa que Castilla y León cuenta con el 4,7 por ciento de las empresas de España (157.131 con datos Dirce 2021), pero sólo con el 3,5 por ciento de las actividades (696) de 50 a 249 empleados, y apenas el 2,7 por ciento de las grandes compañías (126) con más de 250 trabajadores.

La estructura empresarial de la Comunidad está integrada casi en su totalidad, por pymes, con el 99,9 por ciento con entre 0 y 249 asalariados. En este sentido, las pymes sin asalariados (86.003), suponen el 54,7 por cierto del tejido; y las que tienen trabajadores (71.002), el 45,2 por ciento. En concreto, las microempresas (65.268), con entre uno y nueve trabajadores, representan el 41,5 por ciento del total; las pequeñas (5.038), de diez a 49 empleados, el 21,1 por ciento; y las pymes medianas (696), de 50 a 249, el 2,9 por ciento. Las grandes compañías, con 250 o más asalariados (126), representan solo el 0,5 por ciento del total.

En cuanto al peso empresarial en los sectores, el informe concreta que el 7,2 por ciento son empresas industriales, por encima del 5,7 por ciento de España; el 14,3 por ciento en construcción, por delante del 12,4 por ciento del conjunto nacional; y el 22,5 por ciento de comercio, por encima también de la media del 21,2 por ciento. En otros servicios, sin embargo, el número de empresas supone en la Comunidad el 56 por ciento, por debajo del 60,7 por ciento de España.

El estudio del Gobierno analiza el índice de especialización por sectores, que supera la media nacional (100), en la industria (126,09), la construcción (115,33) y el comercio (113,63) y está por debajo en el resto de servicios (92,43).

 

Una estructura que no ayuda

CEOE Castilla y León indicó que el menor número de empresas por habitantes de la Comunidad, responde a la estructura piramidal invertida de la población castellana y leonesa, donde se ensancha con mayor intensidad en las cohortes de población con mayor edad, además de contar con una tasa de natalidad menor a la media nacional. Asimismo, achacó ese dato “relevante” a que el empleo público sobre el total de las personas ocupadas es superior en Castilla y León que en el conjunto de España en 3,5 puntos porcentuales, al representar el 17,2 por ciento de las personas que trabajan.

Con todo, la patronal autonómica consideró “muy importante” analizar otros factores que están limitando el nivel de emprendimiento en Castilla y León. Así, apuntó al “complejo y redimensionado sistema jurídico, administrativo y burocrático, que conlleva la puesta en marcha y el despliegue de la actividad empresarial tampoco estos años se ha visto simplificado con la celeridad necesaria, para que los mismos no continúen siendo factores limitantes a la hora de emprender nuevos proyectos”.

Y no menos importante, prosiguieron las mismas fuentes a Ical, es la “elevada presión fiscal empresarial, o ese negacionismo que muchas veces se hace prevalecer en torno a las bondades de la figura del empresario, como impulsor y generador de innovaciones que mejoran el bienestar, a la vez que crea empleo y contribuye a la generación de ingresos públicos. Por ello, es preciso continuar reforzando e innovando en medidas que impulsen el emprendimiento y refuercen la puesta en valor de la empresa y su papel primordial y activo en relación a su contribución al desarrollo económico y social”.

 

Tamaño empresarial

Por lo que se refiere al reducido tamaño de las empresas, CEOE Castilla y León apuntó que el aumento de la dimensión empresarial “contribuye a mejorar en términos de economías de escala, sinergias y, con ello a mejorar los ratios de productividad que se consagran en mejoría del nivel de competitividad de las empresas”. Así, sentenció que “una adecuada dimensión empresarial dota a la empresa de suficiente músculo financiero y funcional que le permite emprender nuevos proyectos empresariales o entrar en nuevos mercados”.

Al respecto, apeló a seguir apostando por que las empresas crezcan y adquieran una masa crítica que les permita competir para entrar en nuevos mercados y alcanzar nuevos nichos y desarrollar nuevas oportunidades de negocio. La Confederación insistió en la necesidad de eliminar los obstáculos que limitan el crecimiento de las empresas, los cuales “se hallan de forma significativa tanto en el ámbito fiscal como mercantil y laboral”.

 

Peso industrial

Por último, CEOE valoró el mayor peso industrial de la economía regional como factor de competitividad. En este sentido, afirmó que sus expectativas son “favorables” a que la industria manufacturera alcance una aportación del 20 por ciento al PIB castellano y leonés.

Si se logra, indicaron los empresarios, “se producirá también un reforzamiento de la capacidad de resiliencia de las unidades productivas, y por tanto de la capacidad de innovar, internacionalizarse y emprender nuevos proyectos”. Sin embargo, estas optimistas previsiones están condicionadas, a su juicio, a la existencia de una serie de factores que actúen como palancas activadoras y facilitadoras de la actividad empresarial; al tiempo que también urge que “se canalicen y permealice a la economía real los importantes fondos Next Generation EU, que vienen a impulsar ese necesario cambio del modelo económico”.

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