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El gasto anual por habitante en sanidad es un 10% más elevado en Castilla y León que en España y roza los 1.500 euros

El desembolso sanitario total, 3.601 millones en 2016, representa en Castilla y León el 6,5% del PIB, frente al 5,5% en el conjunto nacional

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Castilla y León destinó 1.467 euros a cubrir las necesidades sanitarias de cada ciudadano en 2016, lo que supuso un diez por ciento más de gasto por habitante que en el conjunto nacional. En concreto, en ese ejercicio, Castilla y León cerró un desembolso sanitario global de 3.601 millones de euros, el 6,5 por ciento de su Producto Interior Bruto, cuando en el conjunto del Sistema Nacional de Salud fue de 61.627 millones de euros, el 5,5 por ciento de la economía, lo que implicó 1.332 euros por habitante.

Son datos de la Estadística de Gasto Sanitario Público 2016, publicada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que hoy desglosó el consejero del ramo, Antonio María Sáez Aguado, quien precisó que la inversión en relación con el PIB regional fue un 18 por ciento superior a la media de las comunidades, dato “muy relevante” que sirve para estudiar la evolución de la riqueza de un territorio.

El consejero precisó que algo más de la mitad de los 3.601 millones del último presupuesto cerrado, 1.804 millones (50,1 por ciento), se destinó a retribuciones del personal; 941 millones, un 26,1 por ciento, a bienes y servicios; 140 millones a conciertos –el 3,9 por ciento-; 643 millones, el 17,9 por ciento, a transferencias, básicamente pago de medicamentos a través de recetas; y 70 millones, el dos por ciento, a inversiones.

“Pese a la crisis, el gasto no ha dejado de crecer”, y los datos sirven “para poner sobre la mesa la realidad del sistema sanitario público”, frente a los que “agitan la bandera de la privatización y los recortes”, dijo el consejero, quien defendió que con estos datos, que reflejan la realidad del sistema sanitario de Castilla y León, más de uno debe dar explicaciones en su empeño de defender estas tesis.

En este sentido, aludió a los conciertos, donde Castilla y León logró contener el gasto en los últimos años. En concreto, en 2016 dedicó un 3,9 por ciento de su presupuesto, 140 millones, frente al 11,2 por ciento del conjunto de España. Es más, fue la segunda autonomía que menos utilizó este sistema para agilizar la lista de espera, con un gasto un 35 por ciento inferior a la media, y entre 2012 y 2016 lo redujo en un 13,5 por ciento, de 162 a 140 millones de euros.

El consejero, que concretó que se trata de una estadística con datos homogéneos de todas las autonomías que permite analizar el gasto sanitario y compararlo con los datos medios del Sistema Nacional de Salud, añadió que las cifras indican que Castilla y León destina un 14 por ciento más de su gasto a retribuciones de personal; un 5,2 por ciento más a la adquisición de bienes y servicios; un 2,7 por ciento menos a transferencias, y un 25 por ciento más a inversiones.

Desde el punto de vista funcional, en 2016, la consejería destinó un 58,7 por ciento del gasto sanitario a servicios hospitalarios y especializados, frente al 62,4 por ciento de la media nacional; un 15,6 por ciento a Atención Primaria, frente al 14,3 por ciento del conjunto de las autonomías; 2,6 por ciento, a Salud Pública, por encima del 1,1 por ciento de la media nacional, y un 17,4 por ciento a medicamentos a través de recetas, por encima del 16,3 en España.

Esta distribución del gasto, en palabras del consejero, explica el mayor peso de los profesionales en Castilla y León; la prioridad que se da a la Atención Primaria frente a la Especializada, así como otras “características diferenciales”, como un “mucho menor gasto” en conciertos y mayor volumen en medicamentos como corresponde a una población más envejecida.

 

Mayor gasto con menor población

El informe arroja que desde las transferencias, el gasto sanitario en la Comunidad aumentó un 73,8 por ciento, al pasar de 2.072 millones en 2002 a 3.601, un techo de gasto mayor aunque en este tiempo la Comunidad ha perdido población, precisó el consejero. Así, en 2003, el gasto de Castilla y León representó el 5,5 por ciento del total de las comunidades autónomas; en 2007, el cinco por ciento; en 2011, el 4,89 por ciento y en 2016, el 5,8.

En el último quinquenio, entre 2012 y 2016, los peores años de la crisis, el gasto subió un 4,1 por ciento. Es cierto que la distribución no fue homogénea; así en personal subió un 4,2 por ciento, “pese a que fueron años de congelación salarial”; en bienes corrientes y suministros, un 13,5 por ciento.

En cuanto al gasto en transferencias -pago de medicamentos a través de recetas en su mayor parte- se incrementó en un 1,5 por ciento, debido, en parte, a las medidas adoptadas a partir de 2012 sobre precios de los medicamentos y modificaciones en la aportación de los usuarios. Finalmente, las inversiones se redujeron en un 31 por ciento – de 102 a 70 millones de euros, una reducción necesaria para poder “preservar el núcleo esencial de la sanidad”, sentenció.

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