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El SARS-COV-2 en clave de humor de la mano de la novela “A lavarse las manos” de Antonio Madrigal

Antonio Madrigal publica la novela gráfica ‘¡A lavarse las manos!. Historia de un confinamiento no deseado’

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Patricia Martín / ICAL
“Todo esto es por iniciativa de mi mujer, María”, asegura el humorista gráfico Antonio Madrigal, sobre la presencia en las librerías de su novela gráfica ‘¡A lavarse las manos!. Historia de un confinamiento no deseado’ publicado por la editorial Circulo Rojo. Tras la entrada en vigor del estado de alarma, que no fueron 15 días sino dos o tres meses, “a unos les dio por hacer recetas de cocina, a otros gimnasia, ver series y a mí me dio por hacer un par de chiste diarios relativos a lo que nos pasaba con el bicharraco éste y todas sus consecuencias en clave de humor”, recuerda.

Antonio Madrigal (Melilla, 1940) explica que, como a todos, le tocó estar “confinado, achicharrado y cargado de paciencia”. Estar tanto en tiempo en casa, le dio pie a dibujar todo lo que llevaba dentro sobre todas las aristas y caras que tiene el COVID-19 en tantos aspectos, no sólo sanitario, también sociológicamente. “Todos los días dibujada un par de chiste o tres. Lo hacía como terapia propia y se acumularon un montón de dibujos”, resume Madrigal.

Su mujer María fue la que le dejó claro que esa reflexión y trabajo, fruto de ‘un confinamiento no deseado’, merecía la pena que viera la luz, dándole el formato de una publicación. “Ella misma empezó a buscar editoriales, a mover contactos, hasta que encontró la editorial Círculo Rojo, hablamos con ellos y nos lanzamos a este asunto”, resume Antonio Madrigal.

El humorista gráfico es plenamente consciente de que estamos ante un tema “jodido” porque el bicharraco se está llevando por delante a mucha gente que muere y es “toda una tragedia”. A la que se suma el tema económico, los despidos, los cierres. “Es un derrumbe lo mires por donde lo mires. El bicho es una ricura que no hay por dónde encontrarle la gracia y éste es el reto”, asegura.

Madrigal pide perdón a sus lectores, en el prólogo de ‘¡A lavarse las manos!’, porque se preguntarán “qué gracia tiene este tema y yo les respondo y les doy mis motivos”. La filosofía de Antonio Madrigal se basa en que el humor va más allá de un chascarrillo. Está el humor blanco, claro, pero el humor tiene muchas definiciones y “ésto es humor negro, negrísimo”. Es intentar encontrar el truco, el yin y el yang, la vida y la muerte.

“Vivimos de milagro por el virus, por una situación que no es normal, tanto lo que ha pasado cómo lo que pasará. Hoy y mañana. “Lo metes todo en una coctelera, en una batidora, lo sirves caliente o frío y te sale el libro”, reflexiona el humorista gráfico.

En la conversación, Madrigal repasa todas esas caras y reflexiones que le deja el coronavirus, con una enorme cantidad de lecturas, como las relaciones familiares. Esas familias que hicieron frente a este reto en pisos muy pequeños, otros en pisos muy hermosos; los aplausos a los héroes que lo siguen siendo “tomo y lomo”, los sanitarios.

 

 

“Yo soy uno de esos mayores”, subraya, y le viene a la cabeza esos cuadros que tantas veces ha visto en el Museo del Prado, de El Bosco o Brueghel, el reflejo de la peste en la Edad Media, como si hubiera vuelto. También por cómo lo pueden ver los autores de las novelas de ficción y ciencia ficción. Antonio Madrigal remarca que no le queda otra que hacer sus chistes con personajes que salen con mascarillas, hablar de la vacuna, del COVID-19, … “No quiero salirme por la tangente. Este bicharraco que nos asedia tendrá que salir”, señala con optimismo.

 

Encomendarse a los santos

Con su genuino y particular sentido del humor, Antonio Madrigal, afirma que para conseguir que podamos de nuevo hacer planes de futuro, el propone sacar hacer “las mojadas de Caballar”, con la tradición de sumergir las cabezas de los santos Valentín y Engrancia, hermanos de San Frutos, en la fuente. “A ver si nos sacan de ésta”, afirma, como tantas veces a lo largo de la historia se ha hecho para acabar con periodos de sequía y que llegar la lluvia.

Antonio Madrigal se siente segoviano, lleva en la ciudad desde su más tierna infancia. Licenciado en Derecho y periodista, con una trayectoria intachable como humorista gráfico, como hijo sabio de ‘La Codorniz’ y cofundador de ‘El Cochinillo Feroz’. Fiel a los segovianos con sus historietas para el decano de la prensa local, donde sigue en activo.

 

El COVID se moja

Su último desafío, por una encerrona obligada, es ‘¡A lavarse las manos!’, con una llamativa portada para explicar a las mil maravillas el título elegido para esta novela gráfica. “La portada tiene que ser una especie de reclamo publicitario y qué mayor eslogan que el que nos han repetido hasta la saciedad. Lavarse las manos, nos lo dice la Organización Mundial de la Salud, el doctor Simón, el ya exministro Illa. Nos lo dice todo el mundo”, señala. El desafío estaba en implicar en esta acción que salva vidas y evita contagios al propio bicharraco lavándose bien las manos con jabón y rodeado de botes de gel hidroalcohólico.

Madrigal recuerda que ya su última publicación ya está disponible en las librerías segovianas y para todo el que esté interesado que le pregunte a su librero cómo conseguirlo. Personalmente lo que más echa de menos es pintar. Si todo marcha bien y la situación se lo permite podrá llevar a cabo la exposición que se quedó pendiente en 2020 en una importante galería de Madrid.

En el prólogo que da paso a 120 páginas con sus viñetas, Madrigal afirma: “Los humoristas gráficos intentamos sacar luz de las cosas buenas y malas por medio de un bisturí llamado chiste, que aplicamos aunque duela. Pero si no duele, mejor que mejor”.

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