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Flores para mamá

Después de varias semanas de inactividad, los floristas se han visto desbordados por la avalancha de peticiones de envíos con motivo del Día de la Madre

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Ical / ICAL. Manuel Carrasco, Florista de Zamora

 

La pandemia de Covid-19 ha provocado que acciones tan cotidianas como enviar unas flores por el Día de la Madre adquieran el rango de extraordinario. Los floristas, muy afectados por la ausencia de la Semana Santa, la suspensión de bodas, bautizos y comuniones y la prohibición de celebrar funerales al uso, se han visto desbordados por la gran cantidad de pedidos recibidos para hoy, lo que enjuga parte de las lágrimas, aunque no despeja en absoluto las dudas ante el futuro cercano del sector.

Jesús García nació en Zamora hace 34 años y gestiona en solitario Florart Floristerías, negocio que puso en marcha el 1 de marzo de 2015 en Villaralbo, localidad situada ocho kilómetros al este de la capital zamorana. Desde hace unos cuantos días, no tiene ni un segundo que perder porque está preparando a toda prisa los envíos para hoy, uno de los días más importantes del año para el mercado de las flores. “He tenido que rechazar bastante trabajo, ya desde la semana pasada, por la simple imposibilidad de poder atenderlo. He llegado a un límite insostenible solo y no tengo ningún margen para contratar, no solo por la época que vivimos, sino también desde el punto de vista fiscal. No olvidemos que esto es un momento puntual y que no sabemos lo que va a pasar”, recalca.

Jesús se congratula de haber podido desplegar parte de su capacidad para esta fecha, que compensa una parte del desastre que supone no poder servir flores para ceremonias religiosas y eventos, en general. “He salvado un poco los gastos por la venta boca a boca y por toda la gente que antes regalaba un viaje o un perfume y que ahora ve en las flores una alternativa”, indica. “La segunda quincena de marzo hubo un bajón tremendo en el negocio pero empecé a recibir muchas llamadas de clientes nuevos a raíz del confinamiento, ya metidos en abril. La gente ya empezaba a echar de menos su vida de siempre y tenía ganas de reunirse con sus familiares. Los cumpleaños, echas de menos a la novia… Y no podían comprar flores en ningún sitio”, explica.

“Cuando se enteraron de que yo seguía dando servicio a pesar de no tener un portal de venta por Internet, se pusieron en contacto conmigo por Instagram y Facebook y por teléfono. El boca a boca es lo bueno que tiene Zamora”, añade.

En cualquier caso, la comparación de las cifras de estas semanas con las del mismo período del año pasado refleja ingentes ingresos perdidos, especialmente en el apartado funerario. “La falta de Semana Santa hizo mucho daño y, aunque ha habido más decesos por el coronavirus, ha bajado el negocio al cancelarse los velatorios, ya que mucha gente no se anima a enviar flores al no poder asistir. Eso, añadido al aumento de las incineraciones, repercute negativamente en las ventas. Habiendo más decesos, se ha facturado mucho menos en servicios funerarios”, expone.

 

 

Inquietud

La celebración del Día de la Madre ha impulsado las ventas de flores con fuerza de forma puntual pero los profesionales del sector recuerdan que “casi todo está parado” y contemplan con inquietud un futuro económico que se antoja sombrío, siempre y cuando el aspecto sanitario de la crisis llegue a estar controlado dentro de parámetros razonables.

Montserrat Martín lleva rodeada de flores y plantas 59 años, ya que sus padres, Emilio y Socorro, crearon Floricultura Castilla, que gestiona en la actualidad con sus tres hermanos. Es uno de esos negocios que los zamoranos describen como ‘de toda la vida’, especialmente la tienda instalada en la década de 1950 en la plaza del Mercado, a la que se sumó en 1982 la de la plaza de La Marina.

“Estuvimos dos semanas anunciando por las redes sociales que recogíamos encargos en las tiendas y hemos tenido un importante volumen de pedidos, sobre todo por teléfono, WhatsApp y las redes, ya que nuestra página web no es de ventas, sino meramente informativa”, comenta Montserrat.

“Este es, prácticamente, el día que más flores vendemos en todo el año. Lo curioso es que no hemos podido trabajar de cara al público y hemos tenido más trabajo que de costumbre, en buena medida porque la mayoría de los clientes nos conocen desde hace mucho tiempo y ya son amigos”, asegura.

Floricultura Castilla fue una de las primeras empresas zamoranas que se acogieron a un expediente de regulación temporal de empleo y sus gerentes están deseando llegar a la ‘normalidad antigua’, más que a la ‘nueva normalidad’, como se la define ahora, para recuperar a sus empleados y trabajar a velocidad de crucero. “Tenemos trabajadores de muchos años y queremos tirar hacia delante como sea y que sigan con nosotros. De hecho, ahora tenemos una tienda totalmente cerrada.

“Tuvimos que trabajar por Internet porque las cuentas se nos quedaban a cero al estar cerrados. Necesitado te veas. Los pedidos de diario, pues un ramito de 20 euros, unas plantas de jardín de 35… Venimos, lo hacemos y nos volvemos para casa. De momento, mi hermano reparte y nosotras organizamos los envíos”.

La incertidumbre que marca esta época insólita cubre por completo cada institución, cada entidad, cada casa y cada negocio. “No sé que visos tiene esto. Nadie sabe qué va a pasar, aunque parece que el comercio podrá abrir el próximo día 11. Cuando se pueda, intentaremos abrir con todas las de la Ley, aunque esto está dificilísimo. Si no hay una determinada afluencia de clientes, tendríamos que pedir un crédito o ya veremos”, comenta la gerente.

Mañana nos vamos a reunir y veremos qué decidimos los hermanos. Nadie se ha visto en una de estas. Hemos perdido toda la campaña de comuniones y bodas. Todas anuladas menos una, que espera a ver qué pasas. Se ha perdido toda la campaña de primavera, Semana Santa y funerales. Hemos pasado de hacer una corona diaria a hacer una cada dos meses”, calcula.

Manuel Jimeno, lleva 20 de sus 54 años en el sector de las flores, desde sus orígenes como cultivador, pasando por un almacén de mayorista, hasta crear la Floristería Caprichos en Villaralbo, además de gestionar la web www.latiendadelasflores.es. “Quienes tenemos negocio también por Internet hemos aumentado las ventas y eso nos ha salvado un poco de la quema, aunque somos pocos respectos a los floristas de toda España. Casi todos tenemos página web pero no tienda online. Yo vendo en el ámbito nacional, aunque la mayoría de los pedidos son para Zamora”, expone.

“En estos días hasta he tenido que cerrar la tienda online porque no podía recibir tantos pedidos, además de los que tengo por teléfono, sin correr el riesgo de no poder dar abasto. Como la mayor parte de los negocios están cerrados, nos vienen pedidos que la gente haría en otras tiendas en condiciones normales”, agrega.

El aluvión de pedidos ha sido tal que la conocida red internacional representada bajo la marca Interflora da la bienvenida a su web con el mensaje ‘Estamos mandando tantos abrazos a las madres que ya no podemos entregar más flores para los días 1, 2, 3 y 4 de mayo”.

“El incremento de la demanda es comprensible. La gente no puede ver a su madre e intenta tener el contacto estrecho con la familia de otra manera. El teléfono suena cada dos por tres y he tenido que decir que no a muchos pedidos por no tener ni flores ni tiempo”, sentencia

Manuel Jimeno insiste en que “no es cierto” que el Día de la Madre haya “reactivado” el sector de la floristería, “como se ha visto en algunos medios de comunicación”, y apostilla: “Los floristas hemos tenido que cerrar, como casi todos los negocios y estamos mal. Mucha gente paga renta, tiene gastos y responsabilidades sobre sus empleados y no hay ingresos para afrontarlos”.

De todas formas, el gerente de Floristería Caprichos confía en que los meses de pérdidas no impidan al sector ganar estabilidad cuando empiece a normalizarse la situación. “Una vez que dejen ir a los funerales a todo el mundo y que empiecen a celebrarse eventos y ceremonias, seguramente iremos remontando con mucho sudor y con mucho trabajo, aunque no con el volumen de ventas de antes, claro está”, puntualiza. “Los productores lo están pasando muy mal. En Cádiz, Murcia, Levante y el Maresme (Barcelona) hay muchas familias que viven que de esto y lo tienen peor porque tenían un gran volumen de flores preparado. Muchas flores se exportan a Holanda y ha habido millones de tallos que han ido a la basura y eso es irrecuperable”, lamenta.

 

Ical / ICAL . Jesús García, Florista de Zamora

Producto nacional

En este contexto, el responsable de Florart Floristerías, Jesús García, explica que no ha habido problemas de abastecimiento, con excepción del mercado procedente de Colombia y Ecuador, debido a las restricciones en el transporte aéreo. “Las flores de Holanda vienen por carretera pero, de todas formas, hemos procurado incentivar el mercado nacional. La gente de Chipiona (Cádiz), por ejemplo, se ha visto obligada a cortar la flor solo por encargo y el resto, madura en la tierra y meten los tractores para que haga de abono”, describe. “La mayor parte del producto que he comprado es nacional para intentar echarles una mano”, rubrica.

Por lo que se refiere al reparto de los ramos y centros en tiempos de confinamiento, la seguridad es lo primero. “Llamamos al cliente al portero automático y baja, para no correr riesgos de contagio, tanto por ellos como por nosotros, con la excepción de personas con movilidad reducida. Esperamos en la calle con nuestros equipos de protección hasta que recogen el pedido y evitamos por completo el contacto directo”, subraya.

Al final, las flores cumplen su cometido, con la belleza y el amor como principales excusas, e intensifican la cercanía en época de pandemia para atenuar la sensación de soledad. “Me ha llamado gente llorando para dar las gracias porque no podían ir a despedir a sus seres queridos, por culpa del confinamiento, pero sí podían hacer llegar unas flores. Hace unos días, llevé una corona a la puerta del Cementerio San Atilano. El mensaje de cariño de una esposa y unos hijos les alivió un poco, aunque no pudieron estar presentes en el último adiós”.

 

Ical / ICAL. Montserrat Martín, Florista de Zamora

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