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Fomento deja en manos de una consultora el nuevo Plan de Carreteras de Castilla y León para los próximos diez o 15 años

La empresa seleccionada tendrá un plazo de 18 meses para redactar el documento, por lo que estará listo a partir de 2023, el último ejercicio de la actual legislatura

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La Consejería de Fomento y Medio Ambiente avanza en la elaboración del Plan de Carreteras de Castilla y León para los próximos diez o 15 años. Para ello, tiene que seleccionar una de las ofertas presentadas a la licitación abierta a consultoras que cuenta con un plazo de ejecución de 18 meses, por lo que este documento, que guiará la inversión de la Junta en materia viaria, no estaría listo hasta 2023, el último año de la actual legislatura.

Fomento ya ha cerrado el proceso de presentación de ofertas a este concurso que parte de un presupuesto base de 127.050 euros. Ahora, deberá elegir al adjudicatario para acometer los servicios de consultoría en materia de carreteras, sistemas de transporte e infraestructuras y asistencia en ingeniería civil.

De esta forma, la Consejería da por superado el anterior plan, aprobado para el periodo 2008-2020, periodo en el que se han sucedido dos crisis, una económica y otra sanitaria, también con consecuencias sobre la actividad y la inversión por parte de las administraciones. Además, en este tiempo, se ha puesto el acento en la conservación y mantenimiento, más que en las obras de construcción de nuevas vías, ya sean variantes o autovías.

Ahora, Fomento y Medio Ambiente espera poder adjudicar este contrato para en año y medio contar con un Plan de Carreteras, para lo que ha tenido que elaborar el Documento Estratégico de Inicio y un borrador previo, documentación que exige la legislación ambiental antes de poder aprobar un plan de carreteras para la Comunidad. Ambos, una vez sometidos a los trámites ambientales, servirán para redactar el documento de alcance del Estudio Ambiental Estratégico.

De esta forma, la Consejería espera que la consultora elegida elabore el plan, los estudios complementarios sobre el tráfico, la accesibilidad y el impacto territorial y demográfico. Además, se plantea una revisión detallada de las propuestas de travesías, por lo que se pide un inventario de aquellas que tengan una alternativa para estudiar su cesión, cambio de titularidad o la medida más acorde a la racionalización de la red autonómica. También se estudiará la aplicación de los límites de velocidad establecidos en las últimas modificaciones del Reglamento de Circulación.

Respecto a las carreteras “más conflictivas” o de mayor importancia, Fomento pide que se definan opciones alternativas, que se valorarán según criterios funcionales, ambientales o de costes para determinar su idoneidad. En el resto, se presentará un análisis crítico de los trazados a esquemas propuestos para el planeamiento municipal, recomendando la incorporación al Plan de los que se consideren apropiados.

Todo ello requerirá de 18 meses debido a que Castilla y León, por su extensión y su posición geográfica en España, es una de las comunidades con la red viaria más amplia, al superar los 11.309 kilómetros, de los que 2.507 tienen una anchura inferior a los seis metros. Por tanto, el 22,1 por ciento forma parte de carreteras estrechas para la circulación, si bien son vías poco transitadas que discurren por espacios con una orografía compleja.

 

Evaluación del anterior

El objetivo del nuevo Plan de Carreteras de Castilla y León es analizar la situación actual de la red autonómica de carreteras definiendo las principales problemáticas de la red y establecer objetivos, indicadores y actuaciones. Para ello, se exige una evaluación del Plan Regional de Carreteras 2008-2020 para medir el grado de ejecución del propio programa, la ejecución presupuestaria y la evolución del ancho de los tramos viarios.

Además, dentro del análisis de la situación actual se revisarán los planes de carreteras de las distintas diputaciones y de las comunidades limítrofes con Castilla y León.

 

Diferencias entre norte y sur

Uno de los objetivos del nuevo plan son los tramos viarios estrechos, que están situados de forma mayoritaria en el norte de Castilla y León. En concreto, la provincia con más kilómetros es Burgos, con 751,3, seguida de Palencia con 662,5. En ambas representan un total del 41,3 y el 43,3 por ciento, respectivamente. En el resto estas vías suponen un porcentaje sensiblemente inferior, como en Salamanca, donde de 1.263 kilómetros, solo un 3,6 por ciento tiene menos de seis metros de ancho -46,2 kilómetros-.

También en la provincia de León, pese a su extensa montaña, solo el 8,4 por ciento de su red viaria tiene menos de seis metros, en concreto 152,3 kilómetros, de un total de 1.807. Le siguen Valladolid, con un 9,4 por ciento y 104 kilómetros; Segovia, con un 16,6 por ciento y 126,9 kilómetros; Soria, con un 17,7 por ciento y 159,8 kilómetros, Zamora, con un 20,4 por ciento y 232,6 kilómetros y Ávila, con un 27,5 por ciento y 271,4 kilómetros.

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