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GSK Aranda de Duero (Burgos) se convierte en la primera empresa española reconocida como espacio cerebroprotegido tras formar a empleados en actuación ante ictus

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N.M.J / ICAL
El ictus es una enfermedad cerebrovascular que afecta a más de 120.000 personas cada año en España, siendo la primera causa de muerte en mujeres, y la segunda a nivel global. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), una de cada seis personas tendrá un ictus a lo largo de su vida y el 35 por ciento de los episodios se producirán en edad laboral. Por ello, GSK Aranda de Duero (Burgos) se ha convertido en la primera empresa española reconocida como espacio cerebroprotegido.

Recientemente llevó a cabo una formación online para saber identificar, estabilizar y actuar si se produce un caso de ictus en el entorno laboral. Esta formación, que contó con una participación del 30 por ciento de la plantilla, en torno a 200 empleados, ha tenido un gran éxito no solo en la planta, sino también en el ámbito nacional.

La Fundación Freno al ICTUS encargada de llevar a cabo esta formación concedió hace unas semanas a GSK Aranda la certificación de ‘Espacio Cerebroprotegido’, convirtiéndose en la primera fábrica de España y en el primer laboratorio farmacéutico en recibir esta acreditación.

“Es un honor y nos hace sentir orgullosos”, asegura la jefa del Servicio Médico de GSK, Elena Hermida, que fue la primera en mostrar interés por esta formación tras la charla que impartió en 2018 la Fundación Freno al Ictus en la planta arandina. “Me gustó mucho y me interesé por el tema. Además, a raíz del COVID que genera también trastornos en la coagulación, vi adecuado lanzar este curso a los empleados de la fábrica. Ya no solo por prevenir el ictus, sino porque puede ser también consecuencia del COVID”, dijo Hermida.

La formación, que se llevó a cabo de forma online, consistía en ir superando una serie de módulos hasta llegar a una prueba final, donde tenían que poner en práctica lo aprendido. Hermida explica que para detectar un episodio de ictus es necesario fijarse en los signos que presenta el enfermo, y atender especialmente a cuatro pautas básicas. En primer lugar, se debe pedir a la persona que levante los brazos, para ver si puede levantar los dos; pedirle que hable, para comprobar si sus frases tienen sentido o se le entiende al hablar; también se debe llevar a cabo una observación visual de la boca, para comprobar que los labios no estén caídos; así como prestar mucha atención a sus ojos, para ver si no tiene la mirada perdida.

“Son cuatro signos muy fáciles que nos ponen en alerta de que se puede tratar de un ictus”, recuerda Elena Hermida. Si tras realizar estas pautas, se aprecia un comportamiento anómalo en el enfermo, podría tratarse de un ictus, por lo que se debe avisar al 112 e informar de lo ocurrido. En este punto, la jefa del Servicio Médico de GSK subraya la importancia de llamar a emergencias y no llevar a esa personas directamente al hospital. “Al hospital no vas, te llevan. No hay que desplazar a nadie con sospecha de un ictus, sino llamar a emergencias, porque hay que desplazarle a un hospital que realmente pueda tratar el ictus antes de cuatro horas”, afirma.

No todos los hospitales disponen del tratamiento específico que requiere esta enfermedad, como es el caso del Hospital Santos Reyes de Aranda de Duero (Burgos); mientras que otros, como el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) sí están preparados para ello, y es importante que el enfermo sea trasladado inmediatamente a esos centros. “Hay que llamar a la ambulancia para que ellos lo lleven al hospital. Dependiendo de dónde estés, saben dónde dirigirse”, añade.

 

Una formación necesaria

Desde la planta arandina de GSK consideran que este tipo de formaciones tiene una gran importancia en el ámbito laboral, ya que, tal y como señala Hermida “en el trabajo pasamos gran parte de nuestra vida”, por lo que es probable que este tipo de eventos también se den en una fábrica. “La enfermedad del ictus es ahora mismo una de las más prevalentes. Creo que todo el mundo conoce a alguien que ha tenido un ictus, y con el tema del coronavirus tiene más relevancia”, añade.

Por ello considera que es una formación que debería conocerse más en las empresas. Tres de los trabadores que realizaron el curso, Andrés Martínez, Vanessa Pascual y Elena García de Jalón, coinciden en esta afirmación, y apuntan que “cualquier formación preventiva en materia de salud debe ser recomendable siempre en el ámbito laboral” , porque de hecho, este tipo de situaciones se puede presentar en “cualquier ámbito” de la vida, por lo que es importante estar cubiertos.

Los tres inciden especialmente en la importancia de estas prácticas fuera del ámbito laboral, puesto que se puede presentar una situación de este tipo en nuestro entorno más cercano. Al respecto, Hermida cuenta que aunque no se han dado casos en la fábrica, desde que se impartió el curso dos trabajadores vivieron de cerca una situación similar y supieron actuar rápidamente gracias a esta formación.

Aunque por el momento no se plantean llevar a cabo más formaciones de este tipo, no cierran las puertas a llevar a cabo otros aprendizajes, y recuerdan que para ellos es muy importante la salud de sus empleados, por lo que elaboran a lo largo del año campañas de promoción y prevención de la salud, tanto física como mental.

 

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