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La Junta subvencionará a las operadoras con 1,5 millones para llevar la fibra óptica a 90 polígonos y beneficiar a un millar de empresas

Las cajas rurales reconocen que deben compaginar la digitalización para prestar los mejores servicios, sin olvidar el modelo tradicional para “no dejar tirado a nadie”

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Rubén Cacho / ICAL El consejero de Fomento, Juan Carlos Suárez-Quiñones, junto a los participantes en la jornada Retos e incertidumbres de las pymes ante el 4.0

 

 

El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, aseguró hoy en Valladolid que las pequeñas y medianas empresas (pymes) de Castilla y León están obligadas a entrar en la digitalización y la industria 4.0 porque “no es el futuro sino el presente”, además de ser una de las claves para luchar contra la despoblación en el medio rural y mejorar la competitividad empresarial y el desarrollo económico. En este sentido, recordó que la convocatoria de la Junta para subvencionar con 1,5 millones de euros a las compañías operadoras en la instalación de la fibra óptica en 90 polígonos industriales de la Comunidad. De esta manera, un millar de empresas podrá beneficiarse de la banda ancha en sus negocios.

Suárez-Quiñones, quien clausuró el Club de Prensa El Mundo-Diario de Castilla y León ‘Retos e incertidumbres de las pymes ante el 4.0’, subrayó que, en la actualidad, la Comunidad cuenta con 90 polígonos de los 335 existentes que no tienen fibra óptica. Precisó que estas zonas industriales están ubicadas en localidades donde las compañías no tienen previsto llevar la alta conectividad en los próximos años por un tema de rentabilidad económica.

De ahí que la Consejería de Fomento decidiera publicar en febrero pasado en el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) las bases de una convocatoria pionera en España para subvencionar a las empresas y financiar los proyectos para desarrollar esa tecnología en esos pueblos. “Eso es luchar contra la despoblación con recursos públicos ante las dificultades de la normativa europea y española a la hora de apoyar la instalación de banda ancha”, sentenció.

La Ley General de Telecomunicaciones y la normativa europea impiden a las administraciones llevar la tecnología al medio rural aunque permite apoyar a las operadoras, las únicas que pueden llevar a cabo ese despliegue. El consejero aseguró que la Junta solo puede dar subvenciones públicas en las denominadas zonas blancas, que son las áreas identificadas por el Ministerio que carecen de un servicio a una velocidad mínima de 30 megas por segundo. Puso el ejemplo del polígono industrial del Brizo en Aldeamayor de San Martín (Valladolid), donde la administración autonómica tiene prohibido intervenir porque, entre otras cosas, prima la libertad de mercado. Además, una gran empresa cuenta con un proyecto de cableado para llevar la fibra óptica a este lugar.

El problema del polígono de Aldeamayor surgió a raíz de la intervención Javier Córdova, socio fundador e ingeniero de TodoEmbalaje, una pyme instalada en la localidad. Apuntó que El Brizo no cuenta con una acometida de fibra óptica, lo que obligó a “tirar de imaginación” e instalar la alta velocidad en su vivienda para luego llevarla a la empresa a través de radioenlaces. “Era la única manera de comunicarnos con garantías con el mundo. Eso o pagar 30.000 euros a una operadora para la acometida de la fibra”, declaró.

Juan Carlos Suárez-Quiñones destacó, según declaraciones recogidas por la Agencia Ical, los esfuerzos de la Junta en la digitalización para lograr un territorio rural digitalizado. Citó el proyecto europeo que ganó Castilla y León junto a Portugal para la digitalización de los servicios a través de una sensorización, con el objetivo de que las empresas busquen elementos de sinergia para establecerse en el medio rural. Además, mencionó el programa de las escuelas conectadas con una inversión de 40 millones de euros para llevar internet de alta capacidad a los 1.400 centros educativos de la Comunidad, lo que a la postre beneficiará a los pequeños municipios.

Tampoco se olvidó de la necesidad de ofrecer formación en nuevas tecnologías a los colectivos en riesgo de exclusión digital a través del programa ‘CyL digital’, que ofrece la posibilidad de realizar cursos presenciales o en línea en el medio rural.

El presidente de la Unión Regional de Cajas Rurales, Pedro García Romera, reconoció que el mundo avanza muy rápido en el mundo tecnológico, por lo que el sector financiero que representa debe continuar con la cercanía a los clientes pero sin olvidar lo digital. Hizo hincapié en la importancia de las pymes, que representan el 90 por ciento del tejido industrial de la Comunidad y España. “Las pymes y los autónomos son la columna vertebral del país. Se trata de un sector muy querido por las cajas rurales porque nosotros nacimos con ellos en el campo y queremos seguir estando a su lado por vocación y devoción”, significó.

En la misma línea, se expresó el responsable de Banca Digital de Caja Rural de Soria, José María Carrizosa, quien consideró que sus entidades tienen la obligación de estar digitalizados para prestar los mejores servicios. Y eso, precisó, es posible porque las cajas rurales cuentan con los medios y los programas. “Tenemos empresas participadas y otras compañías pequeñas que nos ofrecen soluciones digitales para competir en el mercad. Nadie nos puede pedir que lideremos la vanguardia tecnológica porque eso corresponde a los grandes bancos pero contamos con programas y aplicaciones antes que otros grupos”, sentenció.

También se refirió a la necesidad de dar formación y “evangelizar” a sus clientes sobre el uso de las nuevas tecnologías, aunque sin olvidar a los que deseen continuar con el modelo tradicional de banca. Y es que destacó que las cajas rurales están en los lugares donde no hay otras entidades financieras, ya sea con oficina presencial o con un autobús que visita los pueblos para prestar un servicio. “Tenemos que continuar pegados al territorio porque no podemos dejar tirado a nadie pero afrontar la tecnología sin complejos”, añadió. No en vano, el 53 por ciento de los clientes es usuario de la banca digital y el resto continúa con la operativa tradicional.

Carrizosa reconoció que hay muchas personas que desean vivir en sus pueblos, por lo que las administraciones deben ofrecerles posibilidades como el acceso a las nuevas tecnologías. Y es que consideró clave aprovechar las oportunidades digitales para frenar la despoblación en las zonas rurales.

Por su parte, el director de Desarrollo y Empresa de Banco Cooperativo, Óscar Martínez, incidió en que urge adaptarse a los nuevos tiempos porque el mundo afronta “cambios de época”. Recordó que la transformación 4.0 es una nueva revolución, centrada en lo digital. “Hay que ver dónde queremos enfocar nuestro negocio. Tener la inquietud para buscar nuevos retos. Pensar cosas nuevas y ser capaces de ser flexibles”, manifestó. Martínez se refirió al cambio de modelo porque toda la información y los datos que se generan deben ser “muy útiles” para mejorar los negocios de las empresas.

El consejero de Fomento y Medio Ambiente valoró que las pymes son más ágiles a la hora de adoptar decisiones, sin olvidar que también se ven más afectadas en caso de fracasar en la implantación de las políticas. Suárez-Quiñones aseguró que la pyme debe estar inmersa en el mundo tecnológico, que va mucho más allá de abrir una página web, porque la industria 4.0 exige automatizar los procesos y procesar la información a través del Big Data. Todo ello requiere de una importante inversión pero, a medio plazo, supondría un ahorro -de entre el 10 y el 20 por ciento- de los costes de producción, logística y de mantenimiento. “Es una gran oportunidad para las empresas entrar en la digitalización”, concluyó.

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