La Montaña Palentina y las lagunas de la Nava se convierten en destinos preferentes para ciertas especies de aves en los meses fríos

David Herrero / ICAL
Año de nieves, año de bienes. Frío, heladas y vientos caracterizan a la provincia y Montaña Palentina, aunque dichas condiciones son perfectas para ciertos tipos de aves que eligen a Palencia como su lugar preferido para pasar estos meses. Con motivo de la celebración del Día Mundial de las Aves, cada 10 de enero, el miembro de la Asociación de Naturalistas Palentinos, Fernando Jubete, detalla a la Agencia Ical que las aves que se pueden observar actualmente son las mismas que en estas fechas durante otros años, ya que “poseen una dinámica que es, más o menos, la misma”.
Es decir, “hay poblaciones de aves que crían en el norte de Europa, con latitudes muy septentrionales, y que regularmente invernan en zonas mediterráneas”. Esas son las aves que hay presentes ahora mismo en Palencia, como los ánsares, los patos o ciertas especies de aves forestales, afirma. “Cada una en su hábitat, ya sean bosques de robledales u otras zonas y, por increíble que parezca debido a las bajas temperaturas y las nevadas, hay aves en la Montaña Palentina, porque ese es el lugar ideal para ellas y subsisten de maravilla”.
De la misma forma, hay otras especies que hacen lo contrario. “Están con nosotros durante los meses estivales y reproduciéndose, mientras que actualmente están en latitudes más al sur, normalmente de África”. Por ello, este ciclo es el habitual y la comunidad de aves es, por norma general, la misma, comenta.
En ese contexto se enmarcan las anomalías, con masas polares de aire frío que se desprenden del norte hacia el sur, las cuales “desplazan aves que están todavía invernando más al norte, con especies que viven en sitios mucho más fríos”. Esa es la razón por la que “se pueden presentar irrupciones temporales”, como por ejemplo de aves que están en el norte o centro de Europa pero, a causa de estos fenómenos climáticos, puedan bajar a la Península Ibérica. Puntualiza que estos casos podrían ser las anomalías que se registran en el mes de enero.
No obstante, subraya que “el cambio climático lo que provoca es justamente todo lo contrario. Es decir, que muchas especies que invernaban en África no se vayan”. Esto se ve reflejado actualmente en otras zonas, como la marisma de Doñana, donde “hay un montón de golondrinas y aviones que, en teoría, deberían de estar pasando el invierno en el continente africano, pero permanecen en España”. Casos que también se aprecian en el estrecho de Gibraltar o en las lagunas palentinas, ya que las aves migradoras acortan sus periodos, aclara.

Brágimo / ICAL. Un naturalista cuenta el número de ánsares comunes en los campos de cultivo aledaños a la laguna
Especies invasoras
En el caso de las lagunas de la Nava y Pedraza, señala a Ical que hay problemas puntuales de aves exóticas, con cada vez más poblaciones, como es el caso de los cisnes, que proceden de la capital palentina. “Al final el número de parejas que crían y se asientan en la Nava es mayor”. De igual manera, en ocasiones, se aprecian especies de patos de Norteamérica o la presencia de una grulla manchú, originaria de Japón, que “seguramente haga referencia a un escape de algún zoo o centro”.
Aunque estos casos parecen una anécdota, “pueden conllevar riesgos y peligro para la flora y la fauna autóctona, con posibilidad que se puedan asilvestrar y se formen poblaciones estables que provoquen problemas y competencias en un plazo posterior”. Por ello, Jubete recalca que “es necesario tener mucho cuidado con estos hechos”.
Por otro lado, dejando de lado las aves, las dos especies invasoras que han afectado directamente a la provincia son el cangrejo americano y el visón americano, los cuales “han modificado los ecosistemas”. En primer lugar, en el caso de la especie fluvial, “erradicó el supuesto cangrejo autóctono, dado que hay estudios que demuestran que fue introducida hace muchos años”. De esa forma, el americano cambió los ecosistemas, pero también benefició a otras especies, al suponer una fuente de alimento, puntualiza.
En segundo lugar se localiza el visón americano, que provoca un “gravísimo problema”. Este mustélido se ha convertido en un predador tremendo de otras especies que crían en medios acuáticos, como los patos o las poyas de agua, así como prácticamente la extinción local, en un periodo corto de tiempo y en determinadas áreas, de la rata de agua, la cual era muy abundante y formaba parte de la cadena trófica para otras especies, relata.
A mayores de la predación directa, las enfermedades también han acrecentado esta situación. El “parvovirus es una enfermedad que los visones soportan, pero, a la contra, muchos de los mustélidos de la zona de Tierra de Campos o de las lagunas no”. Los hurones, el visón europeo o el armiño se ven afectados gravemente, añade el naturalista.
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