Los expertos alertan del repunte de adictas al alcohol en los últimos cinco años pese a que aún perdura el alcoholismo “silencioso”
El aumento de la adicción coincide con las crisis económicas, como ocurrió en 1993 y entre y 2012


Dos Santos / ICAL Presentación del estudio ‘Alcohol y Mujeres de Valladolid’. En la imagen (I a D), el voluntario de ATRA, Rafael Rodríguez; el fundador y director técnico de CETRAS, Blas Bombín, y el presidente de CETRAS y ATRAS, Carlos Rodríguez.
La Asociación para el Tratamiento y la Rehabilitación del Alcoholismo (ATRA) en Valladolid alertó hoy del incremento del número de mujeres adictas a la bebida en los últimos cinco años pese a que aún perdura el alcoholismo “silencioso” entre las féminas. El fundador y director técnico de ATRA, el psiquiatra Blas Bombín, reconoció que el alcoholismo en la mujer padece un mayor estigma y rechazo por parte de la sociedad y familia. De ahí que hablara de un consumo “más secreto, solitario, oculto, clandestino, vergonzante y culposo” por lo que es más doméstico y vespertino con el objetivo de obtener un mayor “rendimiento social”.
El estudio elaborado por ATRA para analizar el problema del alcohol en las mujeres de Valladolid recoge que el incremento de la adicción puede estar relacionado con la reciente crisis económica puesto los años en que se registraron más nuevos casos coincidieron con épocas de recesión como en 1993 y entre 2006 y 2012. El año pasado, se registraron 12 nuevos casos de mujeres que acudieron a la entidad en busca de ayuda.
La asociación ha tratado a más de 2.500 personas en sus 26 años de funcionamiento, de las que el 18 por ciento es mujer. En concreto, de los 452 casos de pacientes femeninas hasta 2018, el 67 por ciento se encuentra entre los 31 y los 50 años y la edad media ronda los 40. También hay un dato preocupante como el consumo temprano de alcohol entre las mujeres, con edades comprendidas entre los 21 y 30 años, con 72 casos entre 1993 y 2018. Además, hay 14 casos de alcoholismo en chicas entre 16 y 21 años, vinculado al botellón.
El presidente de Cetras y ATRA, Carlos Rodríguez, declaró que la igualdad entre hombres y mujeres también ha llegado al ámbito de las adicciones, hasta el punto de que los nuevos casos de mujeres que llegan a la asociación ya suponen más del 20 por ciento. Incluso, en 2016, se alcanzó el 29 por ciento.
Menos apoyo familiar
Bombín aseguró, según declaraciones recogidas por la Agencia Ical, que las mujeres se encuentran más desamparadas y con menos apoyo familiar ante un problema de alcoholismo y eso, a la postre, desemboca en otras dificultades añadidas como la depresión, el estrés y la ansiedad. Todo ello, explicó, influye en que hay una mayor tendencia a tentativas de suicidio.
También, reconoció que la mujer tiene más dificultades a pedir ayuda para solucionar su adicción al alcohol pero también hay una mayor resistencia a iniciar el tratamiento por el estigma social y su propia vergüenza. “Tienen miedo al que dirán y a encontrarse con alguien conocido”, precisó el especialista. Una situación que está relacionada con que la mujer suele tardar el doble que el varón en “encarrilar” su problema. En el 93 por ciento de los casos, se han tratado en terapia de grupo aunque reclaman el doble que los hombres la atención individual. “Son más ansiosas de su privacidad”, significó.
El doctor añadió otro factor como la mujer cuenta con un menor soporte familiar, lo que se traduce en que casi nunca llega a la asociación en compañía de su pareja, a diferencia de lo que ocurre con los hombres. Tampoco olvidó que la mujer es tres veces más vulnerable al efecto del alcohol que el hombre y existe una mayor tendencia a la intolerancia y al síndrome de la abstinencia.
“No reconocía el problema”
Una realidad que confirmó una de las mujeres rehabilitadas en la entidad, Inés, quien reconoció que le “costó muchísimo” acudir a la asociación porque no reconocía su problema con el alcohol. “Yo empecé a beber joven en Bilbao pero llegó un momento en que las cosas se torcieron y me refugié en la bebida, porque era una persona muy dependiente emocionalmente de mi madre. El día malo lo paliaba saliendo a beber y el día bueno, también lo celebraba con alcohol. Al final, podía beber tres o cuatro días a la semana”, confesó. En su caso, a diferencia del patrón habitual entre el colectivo de mujeres, nunca bebió en casa sino que prefería salir a la calle y socializarse.
Hace seis años, Inés decidió buscar ayuda en ATRA después de que un amigo le dijera que tenía un problema. Desde entonces, no ha vuelto a beber gracias a su “segunda familia”, a la que está muy agradecida y lo demuestra con el apoyo a otras personas que han caído en el alcoholismo.
Blas Bombín también mencionó las causas etiológicas del alcoholismo entre las mujeres porque existe una mayor prevalencia de estados emocionales disfóricos o situaciones de soledad. Además, es habitual que la mujer “llene” con la bebida los vacíos afectivos como la emancipación de los hijos y que beban junto a sus parejas para “no desentonar”. Por último, explicó que el alcoholismo llega cuando el consumo pasa de ser un hábito a una dependencia. “Uno deja de ser dueño de sí mismo y se convierte en un súbdito y un esclavo de la bebida, ya sea a diario o esporádicamente”, sentenció.
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