Pedro Sánchez apuesta por “corregir” las “debilidades y los desgastes acumulados” del sistema autonómico para superar la crisis en Cataluña

Juan Lázaro / ICAL El candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en el debate de Investidura.

 

El presidente del Gobierno en funciones y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, señaló este sábado que para superar el “contencioso político” en Cataluña es ineludible “corregir” las “debilidades y los desgastes acumulados” del sistema autonómico.

Así se pronunció Sánchez durante su primera intervención en el debate de investidura, en la que expuso el programa de gobierno que pretende desarrollar durante los próximos cuatro años.

El jefe del Ejecutivo en funciones comentó que en España no existe un modo unívoco de “vivir” o de “sentir la identidad nacional”, algo, dijo, de lo que ya fueron conscientes los constituyentes al redactar el artículo 2 de la Constitución.

Juzgó “evidente” que “los sentimientos no pueden imponerse a la fuerza”, por lo que consideró clave “compatibilizar sentimientos bajo unas mismas reglas de respeto”.

Por ello, llamó a reconocer a aquel “sector amplio” de la sociedad catalana que “no siente reconocida y respetada su personalidad”, lo que no empece, continuó Sánchez, para tener en cuenta “ese otro sector igualmente amplio de la población catalana que se siente ignorado y tratado injustamente por las instituciones de su propia tierra”.

A su vez, destacó que existe un espectro de la sociedad, entre los que se incluyó, que rechazan las acusaciones que vierten algunos líderes independentistas sobre la España constitucional.

“Y estos sentimientos pueden tener mayor o menor racionalidad, pero son innegables. Existen”, sentenció.

Esto le sirvió para presentar la crisis territorial en Cataluña como el resultado de la “incapacidad política y el abandono de anteriores Gobiernos de la vida política para resolver un conflicto que es político”.

Por ello, indicó que es preciso “corregir” las “debilidades y los desgastes acumulados de nuestro sistema autonómico” para afrontar una “crisis que es heredera”, pero que el PSOE asumirá con “toda lealtad constitucional y con toda la responsabilidad institucional para devolver a la política un conflicto que es político”, dejando atrás “la deriva judicial que tanto dolor y fractura ha causado en buena parte de la ciudadanía catalana y española”.

Aseveró que “hay que retomar la única vía posible: la política. La del diálogo, la negociación y el pacto. Amparado lógicamente por nuestra Constitución”.

A su vez, dejó claro que “los sentimientos no se imponen ni se prohíben” y que “la solución no vendrá de la imposición de una percepción sobre otra, sino de un cambio de ambas percepciones”.

 

Apuesta por «recomenzar»

“Necesitamos recomenzar”, proclamó, “retomando nuestro diálogo político en el momento en que nuestros caminos se separaron y las razones y los argumentos dejaron de escucharse, retomar el diálogo en el punto en que los agravios comenzaron a acumularse”.

“Es nuestra obligación. Se lo debemos a nuestros hijos, que merecen vivir en un país unido en su diversidad. No fracturado ni confrontado”, dijo.

Manifestó que el diálogo debe partir del “reconocimiento del otro” y que ha de fraguarse dentro de la ley, teniendo presente que la ley “por sí sola tampoco basta. La ley es la condición, el diálogo es el camino”.

Reclamó al resto de fuerzas parlamentarias que “arrimen el hombro” para “reconstruir la cohesión dañada”, en torno a una “propuesta de España diversa que se enriquece en la pluralidad de sus identidades, lenguas y culturas”.

Por último, reconoció la imposibilidad de resolver “súbitamente un problema largamente larvado durante la última década”, pero invitó a comenzar a hacerlo con “paciencia, constancia, templanza y responsabilidad, generosidad y empatía”.

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