Siete cocineros invidentes muestran a los sorianos cómo es posible la inclusión laboral en el sector de la hostelería

No hay cuchillo ni fuego que se les resista y tienen destrezas suficientes para elaborar platos tan apetecibles como una ensalada líquida de tomate o un taco de torrezno y codillo. Siete cocineros invidentes de la Asociación ‘Cocinar a Ciegas’ de Logroño participaron hoy en una actividad en el Centro Integrado de Formación Profesional La Merced en Soria donde se demostró que la inclusión en la cocina es posible.

Liderados por el chef Ángel Palacios, acudieron a primera hora de la mañana a las cocinas de este centro para familiarizarse con los fogones y conocer a sus compañeros de faena que se forman en el mundo de la cocina. Palacios, que lidera este proyecto sin ánimo de lucro, señala que a través de la gastronomía sus asociados pueden tener contacto con gente joven, que, a su vez, toman conciencia acerca de que la diferencia no está en la capacidad sino en las personas. “A través de otras capacidades se puede llegar a hacer muchas cosas. Ellos sí pueden”, destaca.

 

Concha Ortega / ICAL . El CIFP La Merced acoge la jornada ‘Cocinar a ciegas’ desarrollado por la ONCE

 

La actividad se enmarcó dentro del programa ‘Aula Empresa’ de la Junta de Castilla y León y trata de trasladar a los empresarios que ante las dificultades de mano de obra en el sector de la hostelería se puede con otras con personas con otras capacidades, es decir, “crear nuevos ecosistemas laborales” donde personas como María Victoria Martínez, que hoy cocinó en los fogones de La Merced, tengan la oportunidad de trabajar y demostrar que tienen las mismas destrezas que otra persona con una vista perfecta.

“Somos 35 personas, entre invidentes y voluntarios, los que conformamos la Asociación y todos necesitan cocinar porque es su motivación”, explica Ángel Palacios para reseñar que en la sede de la Asociación cuentan con un sintetizador de voz desarrolla por un grupo de ingenieros que complementa las tareas de los cocineros.

 

 

«Nosotros sabemos pedir ayuda e indicamos a la temperatura que se debe poner el horno. Utilizamos más otros sentidos. A mí no me enmascara la primera imagen busco vibraciones a la hora del hervir un determinado alimento”, resume.

En la sede de Logroño, los socios de ‘Cocinar a ciegas’ pueden practicar nuevas elaboraciones cinco días a la semana. Además, a menudo son requeridos por entidades bancarias, empresas y asociaciones sin ánimo de lucro para organizar almuerzos y comidas.

Ángel Palacios, que solo tiene un siete por ciento de vista, resalta la capacidad de sacrificio que tienen sus cocineros. “Son todo gente mayor. Tengo un cocinero que tiene 80 años y se ha levantado hoy a las 6.00 horas para cocinar en Soria”, agrega.

 

 

Marivi defiende que es el ser humano el que se pone sus propios límites, y asegura que, a pesar de no ver, en la cocina no tiene limitaciones. La mayor dificultad que ha encontrado hoy en los fogones de La Merced ha sido familiarizarse con la cocina. “El orden es fundamental”, indica.

A los 43 años dejó de ver totalmente a consecuencia de un glaucoma. Hace siete años que conoció a Ángel y su proyecto ‘Cocinando a ciegas’. Le cambió la vida. “Cocinar me aporta ilusión por la vida y me motiva. Yo voy a mi casa y me meto en la cocina porque hago lo que me gusta a mi ritmo”, resalta.

La directora del CIFP La Merced, María Eugenia Lafuente, trasladó que la actividad está incluida dentro del programa turismo inclusivo y trata de hacer ver que personas con discapacidad pueden trabajar en el sector. Para ello, mañana trasladarán los resultados de esta actividad a los empresarios del sector de la hostelería de Soria.

La actividad, que arrancó a las 8 de la mañana y finalizó a las 14.00 horas sirvió de “enriquecimiento personal” a profesores y alumnos y a saber trabajar en equipo con gente que tiene discapacidad. Alumnos y cocineros riojanos elaboraron un tartar de gamba sobre oblea de queso soriano con plancton marino, arroz con plancton, revuelto esférico, un taco de pato, bacalao sobre callos de bacalao sobre velo de hongo, taco de torrezno y codillo, una ensalada líquida de tomate y arroz con leche.

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