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La labor de las protectoras de animales en Burgos

Una vida mejor para Mut, el amigo más fiel

Las protectoras velan diarimente para que los animales abandonados o víctimas de maltrato encuentren un hogar, aunque las secuelas físicas y psicológicas perduran

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N.M.J / ICAL
“Un perro es el único ser de la tierra que te ama más de lo que se ama así mismo”. El humorista americano Josh Billings definió así en el siglo XIX al que hoy en día se sigue denominando el mejor amigo del hombre. Palabras como fidelidad, amistad o compañía siguen asociándose hoy en día a estos animales, que suelen ser una de las mascotas favoritas de todo el mundo. Sin embargo, pese a ello, día a día se escuchan casos de maltrato o abandono de estos seres, que desatan la condena social.

Burgos ha sido testigo estos últimos días de una situación de este tipo, cuando el pasado viernes 15 de enero saltaron las alarmas en las redes sociales tras notificarse que había un perro deambulando por Oña y sus alrededores, con una brida en el morro y otra en el cuello.

La Nueva Protectora de Animales de Las Merindades (Napame), la Protectora de Animales de Burgos (Proanbur) y el Seprona, tras ser avisados sobre el estado del animal iniciaron un dispositivo de búsqueda, difundiendo por redes sociales las pocas imágenes que había del can y alertando sobre la importancia de rescatarlo ante el riesgo que suponía para él llevar tanto tiempo ese correaje que le impedía comer o beber. En pocas horas las imágenes tuvieron una gran repercusión en las redes, siendo muchas las personas que compartieron esta información a través de sus cuentas, pidiendo ayuda para localizar al animal. Incluso la gente que vivía por la zona se lanzó a las calles en su búsqueda.

Mut, como han bautizado a este cachorro de aproximadamente un año, fue localizado días después, ya liberado de la brida del hocico, aunque con importantes heridas en el cuello por la otra atadura. La presidenta de Napame, Silvia Lorenzo, explica que una vez se encuentra al perro, es muy importante realizar fotografías para tener pruebas de la situación en la que se encontraba. Inmediatamente después, el Seprona se encargó de llevarlo al veterinario, donde fue examinado.

Según explica Lorenzo, la brida del cuello le fue colocada cuando era más pequeño, por lo que al crecer la brida le había producido heridas, perforándole por varios sitios. Además llegó bastante desnutrido. Una vez que un perro es localizado, la protectora, en este caso Napame, se encarga de su cuidado, pasando a vivir en una casa de acogida. En el caso de Mut, una de las voluntarias de la asociación se ha hecho cargo de él, y asegura que ahora está “genial”, y tiene una muy buena relación con otros animales.

 

Denuncia

El siguiente paso una vez hallado, el perro se centra en la denuncia por maltrato. Tal y como explica Silvia Lorenzo, lo primero que deban hacer es recoger todas las pruebas que puedan: fotos, declaraciones de testigos que vieron al perro con las bridas, así como el diagnóstico del veterinario; posteriormente cuando el Seprona de con el dueño, proceso en el que se encuentran actualmente, se procederá a la denuncia.

En este sentido, desde Proanbur, su vicepresidenta Judith Sánchez, señala que es muy importante denunciar este tipo de actos. “Si no denunciamos las administraciones no van a saber que hay delitos, y si no hay delitos no hay necesidad de cambiar las leyes”, afirma. Al respecto apunta que en España en lo que se refiere a leyes de protección animal se está “a años luz de lo que debiera ser”.

 

 

Esta protectora tiene amplia experiencia en estos asuntos, puesto que solo en el último año han cursado cerca de 15 denuncias, aunque aseguran que no todas acaban cursándose hasta el final, aunque recuerda con especial dolor el caso del criadero de Melgar de Fernamental, apodado ‘de los horrores’, donde se encontraron a más de un centenar de perros en malas condiciones, mientras sufrían “severas enfermedades”, tal y como señaló un juzgado tras inspeccionar las instalaciones. “A raíz de este tema está habiendo un antes y un después. Ahora cuando se hace una denuncia o se avisa de algo, al menos se investiga, que para nosotros es importante”, indica Sánchez.

 

Secuelas

Sin embargo no todo acaba cuando estos animales son rescatados, puesto que en muchas ocasiones terminan con secuelas, tanto físicas como psicológicas. “Los animales son como las personas. Algunos se recuperan muy bien y hay otros que no”, asegura la responsable de Napame, Silvia Lorenzo. En este sentido cuenta la experiencia de algunos animales que han conocido, víctimas de maltrato, que desarrollan miedo a la soledad, a objetos que para ellos puedan significar golpes ,como es el caso de los palos, las cachabas o los paraguas.

Aquellos animales que han estado a punto de morir por inanición, una vez son rescatados desarrollan ansiedad por la falta de comida, y “no se acaban de acostumbrar a que tienen comida en el plato y no se va a acabar”, señala Sánchez.

En el caso de Mut, han descubierto que le dan miedo los hombres, por lo que creen que la persona que le tenía antes era un hombre, aunque aún no se ha descubierto quien es su dueño, puesto que el animal no llevaba el chip de identificación que en Castilla y León es obligatorio a partir de los tres meses. “Ellos distinguen, al final también tienen sus secuelas”, añade Lorenzo.

 

Una nueva vida

Una vez el animal se ha recuperado en la casa de acogida, se inicia el proceso de búsqueda de una familia definitiva, que según explican desde Napame se lleva a cabo con la ayuda de las redes sociales. En sus cuentas de Facebook e Instagram se publican imágenes e información sobre estos nuevos miembros, para darlos a conocer; y cuando una familia se interesa por ellos, se les envía un cuestionario para conocer a la familia adoptante. “Si nos gustan se habla con ellos y si viven cerca vamos a conocerlos. En esta protectora nunca se mandan animales fuera, pedimos que la persona que quiera adoptar se acerque a conocerlos”, cuentan.

Este proceso lo llevan a cabo con el objetivo de conocer a la persona que va a adoptar al animal, y para que también la propia familia pueda conocerlo y en el caso de no estar convencido echarse atrás. Mut por el momento permanecerá un tiempo bajo el cuidado de la protectora, puesto que tiene que acudir con bastante frecuencia al veterinario, recuperarse de sus heridas y “coger fuerza”.

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